"PENSAR DESDE EL MAL" DE VICTOR SAMUEL RIVERA (Presentación CONAFIL 2021/por Japhet Torreblanca)



    El reciente libro publicado por el Fondo Editorial del Congreso del Perú que en sus ya más de veinte años, a dado a los lectores nacionales y foráneos de filosofía (como bien menciona la escueta presentación en él) sendos volúmenes de las obras de nuestros pensadores más relevantes, como son por mencionar algunos imprescindibles, Don Manuel Gonzales Prada, José Carlos Mariátegui, Dora Mayer, Jorge Oshiro y Pedro Zulen condensa esta vez una serie de trabajos últimos del filósofo Víctor Samuel Rivera, en torno al acontecer de algo que el autor define como un malestar propio de la época y de su darse velado a la experiencia, el que lleva el sugerente y un tanto enigmático título de "Pensar desde el mal".  
    Y es por eso que aquí en este no-espacio, topos des-localizado al interior de la web, que ha generado (aún es muy temprano para saber sí por ventura) el Congreso pos-pandémico de filosofía en el bicentenario nacional el texto hermenéutico del profesor Rivera quiere más aún ser y desencadenar lo que a mi interpretación le da su valor fundamental, una especie de acontecimiento (evennement, becoming) escritural, por medio de su apariencia de sosegada  andadura, para lo que habrá, diría parafraseando a Heidegger, que tener además oídos capaces de atender a su especial instanciación.  
    Siendo así, en el sentido y la medida que como ejercicio afirmativo el texto nos permita, intermitentemente, avizorar el advenimiento de lo nuevo posible, ya en lo distinto perimido o en lo anómalo contingente por venir, como es el caso de esa antigüedad clásica que constantemente se interpela en el discurrir de la obra. Y justo aquí donde es más urgente, en un mundo en el que la configuración de lo real y sus modos nos parece irremediablemente confiscada por castas de tecnólogos, especialistas y curadores del mal, como sostiene el autor referido, que ensalzan su irremediable presencia con una apologética desarrollista y de progreso sin fin, mientras subrepticiamente a la vez ese mismo mal es negado, a la manera, digámoslo en jerga psicoanalítica, de un modo de lo reprimido inconsciente.
    Ahora, contra lo que algunos otros podrían inferir no sin atisbos de superficialidad y malicia como un diagnóstico acongojado de lo que perdemos con los tiempos idos, y muy a pesar del nivel y la intensidad en el que el modo de vida capitalista y su ideología consecuente: la liberal, están instalados en nuestra experiencia como últimos horizontes de sentido, este libro es completamente algo distinto. 
    Aún sin ser indiferente a las huellas del tiempo y al calor menguante de los grandes metarrelatos extintos, que una lectura común y discutiblemente anacrónica e ingenua podría sobredimensionar, este libro es fundamentalmente a nuestro juicio, una apuesta del pensamiento por hacer notar los márgenes en los que lo posible y lo real se constituyen sobre un campo de sentido, que es referido en el texto como relieve hermenéutico en permanente constitución activa, lo que explicaría a la vez su particular abordaje de la condición histórica, como también la centralidad de los eventos, o en términos que me son más afines, por mi propia philia (Deleuziana), la importancia dada al acontecimiento (événement).
    Podríamos quizás para forzar un símil de partida (no sin determinado equivoco) intentar apelar a la intuición de un hoy famoso pensador de Libjtuania, en torno a una cierta experiencia extendida de oclusión y malestar sobre las posibilidades y el control que tenemos los hombres respecto a nuestro propio destino. Parafraseando a la vez el texto de Víctor Samuel: malestar del acontecer histórico en el que estamos inmersos inevitablemente. 
    "Todo es pensable", nos dice aquel rockstar Estonio de la filosofía (buscando poner de relieve esos márgenes de sentido en los que se constituye lo real y lo posible de nuestro tiempo), viajes espaciales, un cataclismo que destruya la tierra, lo saltos trans-humanos, etc; pero jamás algo distinto del modo de organizarse la vida en el capitalismo, de su principios de realidad y su ontología. 
    Evidencia así triunfante y consecuente malestar no explicitado que se pone delante como problema a esta renovada hermenéutica,  a la vez que apelación a una filosofía creatriz y mística por venir, tal vez la que augura lo que en entre los continentales y analíticos ha venido a conocerse de otra parte como el "giro ontológico" .
    Por eso no hallaremos tampoco en este renovador compendio (y este si es un spoiler necesario),  un análisis sobre los conceptos o las representaciones adecuadas o idénticas de lo que en esencia los ánimos tendientes a las nuevas formas de lo trascendente en nuestra academia podrían esperar de un libro, muy a pesar de que la hermenéutica les ha de sonar a alguna clase de técnica interpretativa, en la que ya inconscientemente habituados dentro de su especial régimen de sentido, insuflan ellos sus verdades dogmáticamente correlacionistas y etnocéntricas. 
    Hechas aquende estas necesarias disquisiciones en negativo, sobre lo que no es ni busca ser "Pensar desde el mal"; y como ha de inferirse también lo que no es ni busca la nueva hermenéutica reformulada en sus páginas y aún su filosofía, me gustaría convocar con animo más alusivo que propedéutico (perdonen, es mi especial manera de presentar)  a cierta parentela de oído, en torno al acontecer  actual, que aunque con sistemas y modelos diversos se hermana en la relevancia dada por el profesor Rivera a la dimensión ontológica de la condición histórica, algo que desde ya hace un tiempo se ha venido a conocer, un tanto equívocamente por la diversidad de sus exponentes, lo que urge un tanto recalcar, como un viraje nuevo en filosofía. 
    Filiación auditiva, con la que hace eco en consecuencia, probablemente sin saberlo (lo que es aquí irrelevante) también el joven filósofo francés Quentín Meillassoux, figura del irruptor movimiento filosófico que ha generado en la última década entre continentales y analíticos un acalorado debate en torno al estado y actualidad de la epistemología y la metafísica, el fundamento ontológico del pensamiento y la construcción acorde de modelos especulativos, como puede evidenciarse en el evento que le dio nacimiento en el Goldsmith College de Londres en 2007 y su continuación en Bristol en el 2010, valga de  paso mencionar, muy a pesar de sus participantes que acudieron a él sin animo de constituirse bajo el problemático epíteto de "realismo especulativo". 
    Donde como aclara Armen Avenassian, divulgador de la Universidad libre de Berlín: "el centro de interés (de esta nueva intuición que emparentamos con las reflexiones del profesor Víctor Samuel) es una realidad indiferente a la cognición subjetiva-humana y que no puede ser transmitida mediante un conocimiento subjetivista y antropocéntrico; es decir, una realidad no codificada cultural, lingüística, política e históricamente. Es sencillo avizorar de pronto, como en el film "Melancolia" de Lar Von Trier, el arribo de un inapelable, ahora sí por ventura, apocalipsis.
    Pensador fundamental Meillasssoux, como también Manuel DeLanda, Reza Nagarastani, Graham Harman y otros  caseritos, para decirlo en peruano (perdonen la tristeza, es que así se dice en mi tierra, Paucarpata), de la actualidad filosófica; que describe a su vez que pone en cuestión el régimen sobre lo real o relieve hermenéutico que nos implica y que es descrito por su expresividad post-kantiana como correlacional, según los argumentos de estos parientes no reconocidos del profesor Rivera. 
    Es decir, expresividad de un régimen ontológico en el que todo lo que es capaz de existir, depende de la constatación humana en la correlación "necesaria" entre sujeto y mundo, sus modelos y paradigmas de contraste, como los hechos y eventos en los que se da a aparecer dicha "realidad", mientras que simultáneamente se nos oculta, a los que sin las disciplinas institucionalizadas, los sin-mundo, insistimos en él.
    Se entiende porque esas interpretaciones que previamente  deslindamos de Pensar desde el mal, son aunque muy populares entre las nuevos modos del cientifismo filosófico (que inspira los rumbos de la investigación institucionalizada) bastante inadecuadas en relación a nuestro cuasi-objeto de comentario, por no decir obsoletas para reflexionar los actuales problemas que emergen desde el acontecer presente del mundo. 
     "El mundo no necesita de nosotros" (Tristán Garcia), constituye entonces, el índice que se nos hace patente ya. Lo que en este interesante libro, de otro modo, venimos a constatar: Vivimos en filosofía la urgencia metafísica de un giro hacia lo ontológico, su auto-apocalipsis .
    Urgencia, que se hace manifiesta por una sensación global de malestar, malestar de una época, que de diversos modos se da a aparecer entre nosotros, ya sea en las luchas de reivindicación indígena, donde como sostiene la antropóloga peruana de la Universidad de california Marisol de la Cadena, para poner un otro ejemplo nacional relevante, constatamos la existencia de un diferendo, de caracter ontológico, entre los runas andinos que atribuyen cualidades que hacen a otros entes como las montañas y ciertas especies animales capaces de entidad ontológica y que el estado basado en sus propios presupuestos del mismo tipo no considera, pues ha negado a priori, a esos distintos, anómalos, la posibilidad de mundo. 
   En el olvido de esa clausura, la de lo posible y lo real, es que nos interpela este ingenioso trabajo de Víctor Samuel Rivera, "ainda" incluso sobre los fines de la filosofía y aún más allá de la academia: en ese inusual e inactual reflejo, el de tener oídos para lo velado en el presente manifiesto (W.Sellars). 
    Solo ahora se entiende entonces, porque los curadores del mal y sus círculos de especialistas, sordos a su modo, inducen y hasta imponen un sentido que imaginan  inevitable. 

 




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