OLD BOY: LA PERVERSA TAREA DEL EDUCADOR*


Old boy es para mi un verdadero trabajo pedagógico, pero no en el sentido mas usado y convencional de la palabra, no desde la óptica del establishment cultural, es de  modo distinto, a la manera en que Henry Milller afirmaba debía actuar el verdadero hombre culto: un trabajo corruptor. El decía: “si, corromper, y corromper especialmente a los jóvenes, a los niños. Hay que salvar a las nuevas generaciones de la obra nefasta de la educación. Hay que abrirles los ojos a nuestros hijos después de muchos años de oscurantismo. Los grandes hombres del pasado, Sócrates, Jesús, San Francisco, todos ellos fueron terribles corruptores. Sus palabras y sus ejemplos disgregaron el orden establecido, liberaron los sentimientos reprimidos, dieron nuevo valor a los estímulos de la mente y el cuerpo”

La corrupción y la perversidad como condición necesaria para toda pedagogía, en este magistral trabajo de Park Chan Wook, es el tema que intentare desarrollar en mi comentario. El director ha utilizado la venganza como instrumento que le permite llevar su mirada -una mirada propia (y por eso para mi importante) -al espectador, hace de este arrebato de la pasión, socialmente despreciado, un vehículo para mostrar que la diferencia no lleva en si como su condición de productibilidad una jerárquia apriori establecida, asigna un nuevo estatus a la venganza, hace de ella a la manera de esas  llamadas “escrituras infames”,  algo completamente nuevo con respecto a la valoración, a la perspectiva. Es decir; nos permite a nosotros los lectores o espectadores cuestionar los márgenes de eso que entendemos como posible, rehacernos mas alla de la lógica de toda moral, de todo humanismo; y esto como ejercicio es verdaderamente importante.

La venganza en esta historia no tiene la ridícula premura del que no sabe disfrutarla, esta colmada de detalles, de armonía, es una composición musical que espera el momento exacto para ser bailada, el vengador prolonga la resolución en pro de un mayor placer, no es un juego absurdo de arrebatos y no podría serlo, ya que en este trabajo subversivo cada elemento tiene su importancia. No se trata sólo de contar una historia, se trata de rehacer el mundo, de darse un nuevo lenguaje, de escapar al nivel de la neurosis instituida, de crear un universo que se permita el goce del movimiento.

Sólo por esto es tan larga la espera, sólo por esto el personaje consuma su plan de venganza después de tanto tiempo: para señalar la auto-experimentación gozosa de un movimiento que nunca se termina. Pues, en seguida este aparente final da paso a algo que denota una revolución mayor, la historia no acaba cuando se consuma el plan de venganza, -en realidad no termina nunca- el incesto entre los personajes principales en el film (padre-hija, hermano-hermana) denota algo que va mucho mas allá de lo que nos atrevemos a asumir sinceramente: la grosera insustancialidad de la verdad.

Da paso a un movimiento interior inagotable, a un goce que lleva como condición la renovación perpetua. Cuando Woo Ji Lee dice a Oh Dae Su, que a pesar de todo él y su hermana fueron felices, pareciera que Park chan wook buscara sacudirnos de ese moralismo petrificante que ha hecho de relaciones singulares algo completamente impensado, inaceptable.

Las dificultades que tiene todo amor para efectuarse nada tienen que ver con una determinación esencial que lo constituya, son al contrario una forma de invalidez, una obstrucción aprehendida, consecuencia de la interiorización de consignas, de disciplinas actuantes sobre la carne, de bio-políticas. Quizás por eso en un momento el director hace que su personaje se deshaga del gran pesar que lo atormenta, borrando la huella que lo vincula al acto prohibido del incesto, había que quitarle las marcas que el pasado dejo en su cuerpo para darle a este una nueva oportunidad.

Y es que la esencialidad que se cree constituye el tabú del incesto se relativiza de tal manera en esta película, que alcanza también otras prohibiciones que la mayoría de las veces tomamos por incuestionables: es la verdad de lo que decimos y de lo que pensamos lo que se pone en juego, se la inyecta de un virus que la desmorona interiormente, que la corrompe, luego el director nos deja aquí sin respuesta. Se permite mostrarnos el origen de lo que tomamos por verdad, pero no deja nada a cambio, solo la insustancialidad de la misma que es a su vez la posibilidad de todo movimiento, de todo cambio, de toda vida.

Para terminar, me queda sólo elogiar el coraje de este film, que cuestiona las evidencias, que se permite dudar, -muy a pesar de los que piensan ya todo zanjado- que se da el goce de la ilusión en perpetuo movimiento. Pues, “Si un creador no se encuentra atenazado por un conjunto de imposibilidades no es un creador. Creador es aquel que se crea sus propias imposibilidades al mismo tiempo que crea lo posible”. Es eso lo nos urge enseñar para hacer de ella (la pedagogia) un acto politico-emancipador como aparentemente se proponen las instituciones que detentan la exclusividad de su practica, en sus discursos justificatorios, por demas llenos de contradicciones y cínicos disimulos.

*Una primera version de este texto fue presentada en el Cine-club Lumiere del Colegio de Abogados de Arequipa el 11 de Noviembre del 2007 como parte de los comentarios invitados a la proyección.

http://www.youtube.com/watch?v=ZY48hhpo-gI

Comentarios

  1. La posibilidad e imposibilidad como acto político-emancipador es una forma de pedagogía (enseñar).
    O será mejor considerar que un acto político-emancipador vista desde la mirada de Emil es decir, una mirada desde la "inacción", porque "El ansia de llegar a ser fuente de sucesos actúa sobre cada uno como un desórden mental. la sociedad es una infierno de salvadores". (1980)
    Por ello Diógenes lo que buscaba con su linterna era a un indiferente.
    saludos
    Jenny

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